La felicidad no es una meta a perseguir
Cuando doy clases o imparto algunos de mis cursos, suelo preguntarles a mis alumnos cuál creen que es su misión en la vida, y curiosamente muchos de ellos contestan que su misión es ser felices.
RESPUESTA EQUIVOCADA…
Nuestro objetivo no puede, no debe ser felices y es por una sencilla razón.
Salvo tu mejor opinión, desde mi punto de vista, al pensar en la felicidad como un objetivo a perseguir o alcanzar, implica que la felicidad se encuentra siempre adelante de nosotros, al final del recorrido, no ahora, y esto me parece una incongruencia porque…
¿Qué hay del recorrido mismo?
¿Significa entonces que somos infelices ahora mismo? Mmm… No lo creo.
Entonces, ¿no podemos ser felices también DURANTE el camino que estamos recorriendo sin tener que esperar hasta el final?
Para entender un poco a lo que me refiero, permíteme comparar la felicidad con las ondas cerebrales del cerebro, y en concreto con las ondas Alfa.
El cerebro humano, dependiendo del tipo de actividad que estés realizando en un momento determinado, emite al menos cuatro tipos distintos de ondas cerebrales: Beta, Alfa, Theta y Delta.
Las ondas Beta fluctúan entre los 14 y los 21 ciclos por segundo de frecuencia cerebral o más allá. Este nivel se manifiesta en tu cerebro cuando estás despierto y en activo.
Las ondas Alfa se mueven entre los 7 y los 14 ciclos por segundo. Cuando estás despierto pero relajado, tranquilo, tu cerebro esta funcionando en este nivel.
En el caso de las ondas Theta su frecuencia va de los 3.5 a los 7 ciclos por segundo de frecuencia cerebral. En este nivel entras en un trance de sueño ligero, entre la consciencia y la inconsciencia. Aquí es posible controlar el dolor de forma natural sin necesidad de medicamentos o drogas. Conozco médicos que trabajan en el área de Urgencias de algunos hospitales en donde a sus pacientes los «anestesian» haciéndolos entrar en Theta y de esta manera curar, por ejemplo, una fractura expuesta sin tener que darles algún medicamento para el dolor. Incluso, existen técnicas que en algunos clínicas u hospitales se enseñan a las mamás que están a punto de dar a luz para que, a través de cierto tipo de respiración, generen conscientemente estas ondas y sientan mucho menos dolor y molestias en el momento mismo del parto. Creo que tienes la imagen.
Y finalmente, las ondas Delta se ubican en una frecuencia cerebral que va de 0.5 a 3.5 ciclos por segundo. Aquí es cuando entras en un sueño profundo. Aquí el cuerpo aprovecha para restablecerse y cargar pilas nuevamente.
Aunque todas estas frecuencias cerebrales son muy importantes, resulta que las onda Alfa son las más energéticas de todas.
A diferencia de los niños pequeños que pasan la mayor parte de su tiempo de vigilia en Alfa, nosotros, ya como adultos, no. Mas bien entramos y salimos de ella de forma intermitente como si fueran ráfagas repentinas que van y vienen, y sin que nos demos cuenta.
Y tal vez te preguntes cuál es la importancia de este nivel de frecuencia cerebral y por qué debería importarnos.
Es en este nivel Alfa donde se gesta la habilidad de nuestro cerebro para, por ejemplo, aprender rápidamente una nueva habilidad (el famoso aprendizaje acelerado). Es donde los procesos de relajación y visualización más poderosos se llevan a cabo de forma consciente como pueden ser la meditación y la oración. Es donde nuestra capacidad de ser creativos se manifiesta abiertamente. Te cuento dos ejemplos:
Cuando a Albert Einstein literalmente se le prendió el foco con su teoría de la relatividad, si hubiéramos podido medir el tipo de frecuencia cerebral que generaba su cerebro en ese preciso momento, con toda seguridad habríamos descubierto que eran mayormente ondas Alfa.
Por su parte, el Dr. Deepak Chopra ha participado en estudios en donde se ha podido escanear su cerebro al momento de meditar y visualizar y se ha descubierto que en esos momentos su cerebro está generando ondas Alfa y hasta Theta, todo sin dormirse, estando todo el tiempo consciente, despierto.
Las personas adultas, durante nuestro estado de vigilia, es decir, cuando estamos despiertos, la mayor parte del tiempo estamos generando ondas Beta y de forma intermitente Alfa.
A Alfa entramos y salimos intermitente y esporádicamente, la mayoría de las veces sin darnos cuenta, sin embargo, sabiendo ahora lo importante que son y cómo nos pueden beneficiar, podemos invocarlas de forma consciente para permanecer más tiempo en ellas a través de la voluntad.
Aunque podemos acceder intencionalmente al nivel Alfa de muchas formas, una de las formas más sencillas consiste en sentarnos en una posición relativamente cómoda, relajándonos un poco comenzando con unas respiraciones pausadas y profundas. En pocos segundos el cerebro se serenará y comenzará a trabajar en nivel Alfa. Así de fácil. También escuchar cierto tipo de música puede ayudarnos.
Ahora bien, con la felicidad sucede lo mismo que con las ondas Alfa. La felicidad está construida sobre momentos puntuales que suceden intermitentemente en diversos momentos de nuestra vida. No es un estado al que podamos aspirar estar permanentemente, pero la buena noticia es que también se puede invocar de manera consciente, como con las ondas Alfa
Es una incongruencia pensar que nuestra meta final sea ser felices. No es así como funciona. La felicidad está construida por experiencias y momentos concretos.
Nuestra meta debería no debería ser felices sino saber cómo reconocer esos momentos en los que disfrutamos determinados instantes de la vida que se convierten en momentos, solo eso, momentos de felicidad.
Hay que saber reconocer que en el transcurso de nuestra vida, incluso en el día a día, transitamos por una gran variedad de emociones: tristeza, alegría, decepción, apatía, entusiasmo y muchas más, destacando entre ellas la felicidad.
De la misma manera que no podemos estar permanentemente en un estado de tristeza, decepción o enojo, tampoco podemos estar permanentemente, el 100% del tiempo, felices.
La vida tiene muchos matices que son los que nos hacen crecer y madurar como seres humanos. Esos matices son como el yin y el yan. Van y vienen todo el tiempo. Por eso, hay momentos de tristeza y decepción y también los hay de inmensas alegrías y felicidad.
¿Y cómo podemos invocar conscientemente la felicidad?
Así como podemos invocar a voluntad las ondas Alfa, lo mismo podemos hacer con la felicidad, la cual está construida sobre experiencias concretas, por ejemplo…
Uno de los momentos de mayor felicidad que he experimentado fue el nacimiento de mis hijos. Tuve la suerte de poder estar en la sala de parto junto a mi esposa grabando en video ese extraordinario momento. De sólo recordarlo se me enchina la piel y me lleno de felicidad. ¡WOW!
También, justo mientras escribo estas palabras, me siento contento, me siento feliz porque sé que cuando alguien lea este mensaje, de alguna manera, en mayor o menor medida, le podrá ser útil, bueno, al menos eso espero
Y de la misma manera, cuando alcance mis próximas metas, como son la publicación de mis próximos libros o la impartición de mis siguientes cursos en línea y presenciales, me llena de felicidad saber que mucha gente se podrá ver beneficiada. Solo pensar en ello me da el impulso y la energía para seguir adelante.
¿Ahora captas cómo invocar la felicidad a voluntad?
De acuerdo a mi visión de la vida, pienso que hay al menos tres caminos:
- Recordando el pasado
- Viviendo conscientemente el momento presente y…
- “Recordando” el futuro
¿Y cómo puedes hacerlo de forma consciente?
En primer lugar puedes comenzar por recordar ahora mismo momentos donde previamente experimentaste la felicidad como podría ser el momento del nacimiento de tus hijos, si los tienes, o en tu juventud cuando fue tu primer beso o tu primer noviazgo, o el día de tu boda, o una reunión con familia o amigos en la que te la pasaste súper bien, o un viaje que disfrutaste muchísimo, o cualquier situación o momento que venga a tu mente donde experimentaste esa energía que llamamos felicidad. Con solo traer a tu mente esa experiencia viendo lo que viste, oyendo lo que oíste y sintiendo lo que sentiste, estarás, nuevamente, sintiéndote feliz, aunque sea solo por un instante. ¿No lo crees así?
En segundo lugar, también puedes sentir y disfrutar una inmensa felicidad en el momento presente, por ejemplo, en el preciso momento en el que estás bailando y disfrutando con tu pareja o simplemente cuando te abrazas y te besas con ella o él, o en el momento en que tienes en tus brazos y/o en tu regazo a tus hijos pequeños (o grandes) o tus nietos, o cuando das un abrazo sincero y cariñoso a un ser querido y simplemente sentirte agradecido por ello, o cuando ves una película que te emociona hasta las lágrimas, o cuando escuchas ciertas melodías que te gustan mucho. Seguro se te ocurrirán un montón de ejemplos más a ti para vivir y sentir la sensación de felicidad en el momento presente, en el aquí y en el ahora.
Y por último, también puedes invocarla al imaginar cómo te sentirías al alcanzar una meta importante en el futuro, sin importar si es pequeña o si es grande, viendo lo que verías, oyendo lo que oirías y sintiendo lo que sentirías como si ya lo hubieras alcanzado. No importa de qué se trate mientras sea algo bueno, sano y positivo. Y nada tiene que ver con las nuevas corrientes psicológicas o el new age. Es simplemente la forma en que trabaja nuestro cerebro.
Está en cada uno de nosotros provocar conscientemente, a voluntad, aquellas situaciones que atraigan, como si fueran un poderoso imán, más momentos positivos (felicidad, alegría) a nuestras vidas.
Todo esto que te cuento es apenas la punta del iceberg sobre el tema de la felicidad pero me parece que es suficiente para entender que el único dueño de tus emociones eres TÚ. Nadie más. Están bajo tu control. Las puedes invocar como si fueran la lámpara de Aladino… Y no, no tienes que perseguir la felicidad porque siempre la tienes a tu alcance, en tu interior…
¿Te hace sentido? ¿Concuerdas?