Algo que siempre me ha atraído son las historias de las peripecias por las que atraviesan las empresas desde sus inicios antes de alcanzar un éxito descomunal.

Tal es el caso de la hoy súper popular plataforma de cobros PayPal.

En mi caso, llevo utilizándola desde el 2006, o sea, hace casi 18 años, cuando cree mi segundo emprendimiento online, Resumen Inteligente.

En sus inicios, PayPal estuvo a punto de fracasar e irse a la quiebra antes de comenzar a despegar de verdad, todo porque unos astutos hackers descubrieron cómo drenar los recursos de PayPal.

En el brillante libro Los Fundadores lo explican al detalle.

Comenzando por el final, PayPal se salvó gracias a la incipiente tecnología de los OCR.

Te cuento…

No se si viste la película Los Siete Samuráis. Es una joya de película japonesa en blanco y negro de los años 50’s del siglo pasado.

Esta era la película favorita de Max Levchin, uno de los co-fundadores de PayPal.

En ella, el líder de los samuráis, Kambei Shimada, le dice a un compañero guerrero que «vaya hacia el norte», donde se librará la batalla decisiva. Pero si Kambei sabe dónde tendrá lugar la batalla, pregunta el guerrero, entonces ¿por qué no levantar una muralla para mantener fuera al enemigo?

«Una buena fortaleza debe tener una brecha ―sentencia Kambei―. Hay que atraer al enemigo hacia el interior. Para poder atacarle. Si solo nos defendemos, perderemos la guerra».

Poniéndolo en contexto, en sus inicios, PayPal estableció una agresiva estrategia para aumentar la cantidad de personas que se registraban a su servicio de pagos en línea.

Cada vez que alguien se registraba, PayPal automáticamente le acreditaba $10 dólares a su cuenta por el simple hecho de abrir una cuenta nueva.

El problema vino cuando algunos hackers vieron una oportunidad de ganar dinero fácil y rápido.

Estos tipos crearon programas automatizados, bots, para abrir cientos, si no es que miles de cuentas para obtener ese dinero que PayPal regalaba.

Para solucionar el problema de los bots que estaban drenando rápidamente los recursos de PayPal, su equipo de ingeniería tuvo que lidiar con una cuestión filosófica con cientos de años de historia.

En el siglo XVII, René Descartes se preguntó qué es lo que podían hacer los seres humanos y que no pudieran hacer los robots (en aquella época los llamaban «autómatas»).

El caso es que los autómatas no existían cuando Descartes habló de ellos en su Discurso del Método, pero sí que había versiones primitivas de los mismos en la década de 1950, cuando el informático y matemático británico Alan Turing retomó la pregunta de Descartes.

Turing dijo alguna vez:

«Propongo considerar lo siguiente: ¿pueden pensar las máquinas?»

Su respuesta fue someter a los ordenadores a un «juego de imitación» en el cual un ordenador y un humano se situarían en habitaciones separadas y tendrían que responder preguntas planteadas por alguien en una tercera habitación. Si quien preguntaba no podía distinguir entre las respuestas de la máquina y las del humano, entonces el ordenador superaba el test de Turing.

Impulsados por motivos más prácticos, los ingenieros de PayPal se embarcaron en esta lucha varias décadas después.

Levchin planteó a su equipo de ingenieros:

«¿Qué es lo que un ordenador no puede hacer, pero es muy fácil para un humano?»

A David Gausebeck, colaborador en PayPal, le vino a la mente su investigación universitaria sobre la capacidad de los ordenadores para descifrar imágenes. Los humanos pueden leer letras deformadas, ocultas o distorsionadas, lo que es una tarea mucho más difícil para los ordenadores. Entonces miró a Levchin y le dijo:

«OCR» (refiriéndose al reconocimiento óptico de caracteres, por sus siglas en inglés).

Esa aparentemente sencilla tecnología fue la que salvó de la quiebra a PayPal porque los bots no podía entender o descifrar esas imágenes distorsionadas que ahora nos parecen tan comunes cuando entramos a algunos sitios web, y por lo tanto, no podían abrir nuevas cuentas para obtener el premio en dinero que se obtenía por registrarse en PayPal.

Genial, ¿no lo crees?

¡Se curioso, sigue aprendiendo!

Rafa Bravo

Autor bestseller y fundador de:

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